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SANTOS JOAQUÍN Y ANA

Se celebran el 26 de julio

 

Las oraciones y los cantos de la Misa de hoy nos proporciona la esencia de la fiesta. “Los padres de la Madre de Dios” (antífona de entrada) no nos son conocidos por los Evangelios sino por tradiciones que pueden remontar a la primera mitad del siglo II. El padre y la madre de María constituyen el eslabón que liga el antiguo Israel al nuevo Israel. “Ellos han recibido la bendición del Señor” (ant. de comunión) y “por ellos nos ha llegado la bendición prometida a todos los pueblos”(oración sobre las ofrendas). Ellos han dado la vida a aquella de quien debía nacer el Hijo único de Dios (oración post-comunión). Es por eso que San Juan Damasceno puede saludarlos con estos términos: “¡Joaquín y Ana, matrimonio dichoso! Toda la creación os es deudora. Es por vosotros en efecto que ella ha ofrecido al Creador el don superior a todos los dones de una madre toda santa, la única digna de aquel que la ha creado”.

 

Hoy la Iglesia celebra a los padres de la Virgen María, los abuelos de Jesús: los santos Joaquín y Ana. En su casa vino al mundo María, trayendo consigo el extraordinario misterio de la Inmaculada Concepción; en su casa creció acompañada por su amor y su fe; en su casa aprendió a escuchar al Señor y a seguir su voluntad. Los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe! Refiriéndome al ambiente familiar quisiera subrayar una cosa: hoy, en esta fiesta de los santos Joaquín y Ana, se celebra, tanto en Brasil como en otros países, la fiesta de los abuelos. Qué importantes son en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad. Y qué importante es el encuentro y el diálogo intergeneracional, sobre todo dentro de la familia. El Documento conclusivo de Aparecida nos lo recuerda: “Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida” (n. 447). Esta relación, este diálogo entre las generaciones, es un tesoro que tenemos que preservar y alimentar.

Papa Francisco, Ángelus 26 de julio de 2013
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