La Plegaria Eucarística: El Prefacio
La palabra Prefacio puede tener un sentido local y entonces significa hablar ante Dios o ante la asamblea, proclamando las maravillas del Señor, o puede poseer un sentido temporal y significa entonces hablar con anterioridad, es decir, comenzar a proclamar la oración eucarística, de la cual el Prefacio es el inicio. Quizá tenga los dos sentidos superpuestos. El tema del Prefacio es la acción de gracias. Es la actitud básica de la oración cristiana. San Agustín dice: “El culto de Dios consiste principalmente en que el alma no sea desagradecida”.
El comienzo se enlaza con el diálogo precedente: “Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor Padre santo…”. Se recalca así la necesidad de dar gracias. La oración va dirigida a Dios Padre, fuente de todo bien y por lo tanto, razón última de nuestra acción de gracias. En la Última Cena y siempre que ora, Jesús dirige su acción de gracias al Padre, dador de todo bien. La expresión: “Siempre y en todo lugar” que aparece en muchos Prefacios evoca la alabanza pura y universal de los tiempos mesiánicos, según la profecía de Malaquías (1,1): “Porque desde que sale el sol hasta que se pone, mi nombre es grande entre las naciones y en todas partes ofrecen a mi nombre una oblación pura”. Esta universalidad es típica del cristianismo.