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Plegaria Eucarística: Invocación para que la comunión dé frutos (Supplices)

Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu Ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia y bendición.

El libro del Apocalipsis nos describe a los ángeles en la liturgia celestial. “Otro ángel vino y se puso junto al altar con un recipiente de oro. Se le dieron muchos perfumes para que, con las oraciones de todos los santos, los ofreciera sobre el altar de oro colocado delante del trono. Y por mano del ángel subió delante de Dios el humo de los perfumes con las oraciones de los santos” (Ap 8,3-4).

Hay una analogía entre el altar del templo y el del cielo. Es la liturgia del cielo que se une a la de la tierra. Al estar Cristo mismo presente en el altar, los cielos se abren y se comunican el cielo y la tierra. Los ángeles suben y bajan en torno a Cristo sacramentalmente presente en el altar y glorioso en el cielo a la derecha del Padre. Se acerca el momento de recibirlo en la comunión. Ante un don tan sublime pedimos la disposición interior necesaria y ser colmados con esta bendición. Todo es gracia: tanto el sacramento como el estado de gracia necesario para poder recibirlo, por eso está precedido también por la oración.

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