eucaristia-anjos






Oración en silencio después de la Comunión

Después de que todos recibieron la comunión y terminó el canto, sigue un momento de oración en silencio. Este silencio es semejante al que siguió a la lectura de la Palabra de Dios: en aquel momento, después de que Dios ha hablado, el hombre responde con el silencio; quiere como María guardar la Palabra. Ahora, el silencio es aún más recogido y profundo, pues nos encontramos ante el gran misterio de nuestra fe que acaba de acontecer: y otra vez más como la Virgen tomamos conciencia que Dios ha descendido hasta nosotros y se “ha hecho carne en nosotros”, se ha hecho un solo cuerpo con nosotros. El misterio no solo nos embarga por fuera, sino también por dentro.

Podemos repetir con María: “He aquí la esclava del Señor, que se cumpla en mí tu palabra” (Lc 1,38). Y con san Pablo: “Él me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20).

Decía el Papa Benedicto XVI: Es necesario callar para escuchar, como al inicio de un concierto, de lo contrario el culto, es decir, la relación cultivada, profunda con Dios, no puede comenzar, no se Le puede “celebrar”.

Es el momento de interiorizar y asimilar el misterio central de nuestra fe. Hemos recibido a Cristo, un acontecimiento semejante no puede ser vivido más que desde la oración y la adoración.

 

Share the Post