Oración Colecta
Los ritos introductorios de la Misa se terminan con una intervención directa del celebrante, una oración sacerdotal en la que recoge las intenciones de toda la Iglesia: la idea de recoger, hacer una especie de colecta de todas las oraciones de la asamblea reunida en torno a él, le dio el nombre a esta primera oración. Comienza por invitar a los fieles al recogimiento y la oración -“oremos”- que se manifiesta en un breve silencio en el que cada uno formula ante Dios sus propias intenciones o simplemente se pone ante él en actitud de acogida y disponibilidad. Luego el Sacerdote lee del Misal la oración que la Iglesia ha inspirado para cada celebración. El pueblo responde con el “Amén”, término hebreo que significa “mostrarse firme, estable” y la palabra no es simplemente un deseo -que así sea-, sino una afirmación: “Así es, es verdad”. El AMÉN es la apropiación de la asamblea de lo que el sacerdote dice en su nombre. Con este “amén”, se concluye la primera parte de la Misa: “los ritos inciales”.