NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA
Se celebra el 24 de junio
El Nacimiento milagroso de Juan Bautista
Explicación de una iluminación del siglo XV tomada del Breviario usado por Besançon.
Biblioteca municipal de Besançon, ms lat 69, p. 632, Francia.
Este nacimiento de Juan Bautista es una iluminación del siglo XV que se conserva en la Biblioteca municipal de Besançon.
Isabel está pintada tan blanca como las sábanas del lecho; está bien sentada con la espalda sostenida por un almohadón y una gran almohada. Para remarcar su vejez, su rostro está envuelto por un griñón que sostiene el mentón, como lo llevaban las mujeres ancianas en la época del pintor. Tiene entre sus manos su Libro de las Horas con el cual presenta a Dios su acción de gracias.
Una mujer mucho más joven se ocupa de los cuidados necesarios para el bebé dándole su primer baño. Vestida igual que Isabel, de azul y blanco, lleva simplemente un velo sobre sus cabellos. Es fácil reconocer en ella a la Virgen María. Se admirará la dulzura de sus rasgos, sus ojos atentos, sus esbeltos brazos. El bebé patalea en el agua de la cubeta que se hizo calentar en un gran caldero suspendido encima del hogar en la chimenea al fondo de la pieza. ¡Al pie del lecho, llama la atención, una pequeña cuna de madera!
Sentado en un sillón, el padre, Zacarías, tiene los rasgos de un hombre envejecido y encogido con su barba y sus cabellos grises, su bonete hundido sobre la cabeza. Sobre una banderola de pergamino, escribe el nombre del niño, nombre milagroso.
Tres mujeres han venido a felicitar a la mamá y la conversación está animada, como lo muestra el juego de sus dedos. Aquella que lleva un soberbio turban amarillo señala con su índice al niño, la segunda, con la cofia negra, levanta la mano en signo de aprobación, y la tercera, con un vestido rosa, señalando el lecho, indica quizá que no hay que fatigar a la feliz mamá. La presencia de estas mujeres elegantes, vestidas según la moda del siglo XV es lógica, porque Zacarías e Isabel eran de la nobleza.
La decoración es compleja; algunos detalles revelan la intimidad: el lecho de la mamá, el biombo verde decorado con flores amarillas, el pasillo de la pieza contigua con su chimenea. Pero hay también una cierta solemnidad: dos columnas de un azul tan brillante como el lapislázuli.
Una aureola rodea ya la cabeza del bebé: Juan el Bautista prefigura a Jesús tanto por su nacimiento milagroso como por su muerte como mártir. Sí, él es el precursor de Aquel que va a nacer algunos meses más tarde.