Ferias mayores

 

         Estas lecturas se emplean desde el día 17 al 24 de diciembre. Las lecturas del día que ocurre en domingo se omiten; pero pueden ser asumidas o anticipadas cualquier otro día, principalmente en vez de las lecturas que, en este ciclo, se leen en el domingo.

 

DÍA 17 DE DICIEMBRE

                                                                            El cetro no se apartará de Judá

Lectura del libro del Génesis                                       49, 1-2. 8-10

Jacob llamó a sus hijos y les habló en estos términos:

Reúnanse, para que yo les anuncie lo que les va a suceder en el futuro:

Reúnanse y escuchen, hijos de Jacob,
oigan a Israel, su padre.

A ti, Judá, te alabarán tus hermanos,

tomarás a tus enemigos por la nuca

y los hijos de tu padre se postrarán ante ti.

Judá es un cachorro de león.

–¡Has vuelto de la matanza, hijo mío!–

Se recuesta, se tiende como un león, como una leona:

¿quién lo hará levantar?

El cetro no se apartará de Judá

ni el bastón de mando de entre sus piernas,

hasta que llegue aquél a quien le pertenece

y a quien los pueblos deben obediencia.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial                                                 71, 1-4ab. 7-8. 17

V/ ¡Que en sus días florezca la justicia!

Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres. R.

 

Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz. R.

 

Aleluia

Aleluia.
Sabiduría del Altísimo,
que ordenas todo con firmeza y suavidad,
ven y enséñanos el camino de la prudencia.
Aleluia.

 

Evangelio

                                                                   Genealogía de Jesucristo, hijo de David

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 1, 1-17

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

     Abraham fue padre de Isaac;

     Isaac, padre de Jacob;

     Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.

     Judá fue padre de Fares y de Zará,

             y la madre de éstos fue Tamar.

     Fares fue padre de Esrón;

     Esrón padre de Arám;

     Arám, padre de Aminadab;

     Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.

     Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab.

     Booz fue padre de Obed, y la madre de éste fue Rut.

     Obed fue padre de Jesé;

     Jesé, padre del rey David.

David fue padre de Salomón, y la madre de éste fue la que había sido mujer de Urías.

     Salomón fue padre de Roboám;

     Roboám, padre de Abías;

     Abías, padre de Asá;

     Asá, padre de Josafat;

     Josafat, padre de Jorám;

     Jorám, padre de Ozías.

     Ozías fue padre de Joatám;

     Joatám, padre de Acaz;

     Acaz, padre de Ezequías;

     Ezequías, padre de Manasés.

     Manasés fue padre de Amón;

     Amón, padre de Josías;

     Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos,

             durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia:

     Jeconías fue padre de Salatiel;

     Salatiel, padre de Zorobabel;

     Zorobabel, padre de Abiud;

     Abiud, padre de Eliacím;

     Eliacím, padre de Azor.

     Azor fue padre de Sadoc;

     Sadoc, padre de Aquím;

     Aquím, padre de Eliud;

     Eliud, padre de Eleazar;

     Eleazar, padre de Matán;

     Matán, padre de Jacob.

     Jacob fue padre de José, el esposo de María,

             de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.

El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

Palabra del Señor.

Oración

Señor, creador y redentor del hombre, que quisiste que tu Verbo se encarnara en el seno de María siempre Virgen, escucha con bondad nuestras súplicas, para que tu Hijo único, que se hizo hombre por nosotros, se digne hacernos partícipes de su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

DÍA 18 DE DICIEMBRE

                                                                        Suscitaré a David un germen justo

 Lectura del libro de Jeremías                                               23, 5-8

Llegarán los días –oráculo del Señor–

en que suscitaré para David un germen justo;

él reinará como rey y será prudente,

practicará la justicia y el derecho en el país.

En sus días, Judá estará a salvo

e Israel habitará seguro.

Y se lo llamará con este nombre:

“El Señor es nuestra justicia”.

 

Por eso, llegarán los días –oráculo del Señor– en que ya no se dirá: «Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país de Egipto», sino más bien: «Por la vida del Señor que hizo subir a los descendientes de la casa de Israel, y los hizo llegar del país del Norte y de todos los países adonde los había expulsado, para que habiten en su propio suelo».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial                                            71, 1-2. 12-13. 18-19

V/ ¡Que en sus días florezca la justicia!

 

Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.

 

Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes. R.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas.
Sea bendito eternamente su Nombre glorioso
y que su gloria llene toda la tierra. R.

 

Aleluia

Aleluia.
Pastor de la casa de Israel,
que diste la Ley a Moisés en el Sinaí,
ven a librarnos con el poder de tu brazo.
Aleluia.

 

Evangelio

                                                                                    Jesús nacerá de María,
comprometida con José, hijo de David

 

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 1, 18-24

         Este fue el origen de Jesucristo:

         María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.

         Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».

         Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:

«La Virgen concebirá

y dará a luz un hijo

a quien pondrán el nombre de Emanuel»,

que traducido significa:

«Dios con nosotros».

         Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.

Palabra del Señor.

 

Oración

Dios todopoderoso, concédenos que el esperado nuevo nacimiento de tu Hijo, nos libre a los que estamos oprimidos por la antigua esclavitud del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

DÍA 19 DE DICIEMBRE

                                                       El nacimiento de Sansón es anunciado por el ángel

 

Lectura del libro de los Jueces                                 13, 2-7. 24-25a

Había un hombre de Sorá, del clan de Dan, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos.

El Ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo. Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro. Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos».

La mujer fue a decir a su marido: «Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto eran tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre. Pero me dijo: “Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino ni bebida fermentada, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte”».

La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial                                           70, 3-4a. 5-6ab. 16-17

V/ ¡Mi boca proclama tu alabanza, Señor!

 

Sé para mí una roca protectora, Señor,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
Líbrame, Dios mío, de las manos del impío. R.
Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector. R.
Vendré a celebrar las proezas del Señor,
evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.

 

Aleluia

Aleluia.
Renuevo del tronco de Jesé,
que te alzas como un signo para los pueblos,
ven a librarnos, no tardes más.
Aleluia.

 

Evangelio

                                                                           El nacimiento de Juan Bautista
es anunciado por Gabriel

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 5-25

         En timpos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.

         Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.

         Entonces se le apareció el ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. Él será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto».

         Pero Zacarías dijo al ángel: «¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada».

         El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo».

         Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Él se expresaba por señas, porque se había quedado mudo.

         Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses. Ella pensaba: «Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres».

Palabra del Señor.

 

Oración

Señor, que mediante el parto de la purísima Virgen María te dignaste revelar al mundo el esplendor de tu gloria, concédenos celebrar siempre con fe íntegra y con sincera piedad el admirable misterio de la encarnación de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

 

DÍA 20 DE DICIEMBRE

                                                                         Miren, la joven está embarazada

Lectura del libro de Isaías                                                  7, 10-14

El Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas».

Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor».

Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial                                                       23, 1-4ab. 5-6

V/ ¡Llega el Señor, el Rey de la gloria!

 

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares,
él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón;
el que no rinde culto a los ídolos. R.
Él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.
Aleluia
Aleluia.
Llave de David, que abres las puertas del Reino eterno,
ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas.
Aleluia.

 

Evangelio

                                                                          Concebirás y darás a luz un hijo

Evangelo de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:

«¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».

Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

Pero el Ángel le dijo:

«No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».

María dijo al Ángel:

«¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?»

El Ángel le respondió:

«El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».

María dijo entonces:

«Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu palabra».

Y el Ángel se alejó.

Palabra del Señor.

 

Oración

Señor, la Virgen inmaculada al anuncio del ángel concibió a tu Verbo inefable, y, convertida en morada de la divinidad, quedó llena de la luz del Espíritu Santo; concédenos que siguiendo su ejemplo, podamos cumplir humildemente tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

DÍA 21 DE DICIEMBRE

                                                               Mi amado viene, saltando por las montañas

Lectura del Cantar de los Cantares                                      2, 8-14

¡La voz de mi amado!

Ahí viene, saltando por las montañas,

brincando por las colinas.

Mi amado es como una gacela,

como un ciervo joven.

 

Ahí está: se detiene

detrás de nuestro muro;

mira por la ventana,

espía por el enrejado.

 

Habla mi amado,

y me dice:

«¡Levántate, amada mía,

y ven, hermosa mía!

Porque ya pasó el invierno,

cesaron y se fueron las lluvias.

Aparecieron las flores sobre la tierra,

llegó el tiempo de las canciones,

y se oye en nuestra tierra

el arrullo de la tórtola.

La higuera dio sus primeros frutos,

y las viñas en flor exhalan su perfume.

¡Levántate, amada mía,

y ven, hermosa mía!

Paloma mía, que anidas

en las grietas de las rocas,

en lugares escarpados,

muéstrame tu rostro,

déjame oír tu voz;

porque tu voz es suave

y es hermoso tu semblante».

Palabra de Dios.

 

  O bien:

                                                          El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti

 Lectura de la profecía de Sofonías                                    3, 14-18a

¡Grita de alegría, hija de Sión!

¡Aclama, Israel!

¡Alégrate y regocíjate de todo corazón,

hija de Jerusalén!

El Señor ha retirado las sentencias

que pesaban sobre ti

y ha expulsado a tus enemigos.

El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti:

ya no temerás ningún mal.

Aquel día, se dirá a Jerusalén:

¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!

¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti,

es un guerrero victorioso!

Él exulta de alegría a causa de ti,

te renueva con su amor

y lanza por ti gritos de alegría,

como en los días de fiesta.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial                                            32, 2-3. 11-12. 20-21

V/ ¡Aclamen, justos, al Señor!

Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;
entonen para él un canto nuevo,
toquen con arte, profiriendo aclamaciones. R.
El designio del Señor permanece para siempre,
y sus planes, a lo largo de las generaciones.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia! R.
Nuestra alma espera en el Señor:
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Nuestro corazón se regocija en él:
nosotros confiamos en su santo Nombre. R.

 

Aleluia

Aleluia.
Emanuel, Rey y Legislador nuestro,
ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro.
Aleluia.

 

Evangelio

                                        ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?

 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 39-45

         Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:         «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

Palabra del Señor.

Oración

Señor, escucha con bondad las súplicas de tu pueblo, y concede a quienes se alegran por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal, alcanzar el premio de la vida eterna cuando venga en la majestad de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

DÍA 22 DE DICIEMBRE

                                                              Ana da gracias por el nacimiento de Samuel

 Lectura del primer libro de Samuel                        1, 19b-20. 24-28

Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: «Se lo he pedido al Señor».

Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí.

Ella dijo: «Perdón, señor mío; ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él: para toda su vida queda cedido al Señor».

Después se postraron delante del Señor.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial                                               1Sam 2, 1. 4-8abcd

V/ Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.

 

Mi corazón se regocija en el Señor,
tengo la frente erguida gracias a mi Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque tu salvación me ha llenado de alegría. R.
El arco de los valientes se ha quebrado,
y los vacilantes se ciñen de vigor;
los satisfechos se contratan por un pedazo de pan,
y los hambrientos dejan de fatigarse;
la mujer estéril da a luz siete veces,
y la madre de muchos hijos se marchita. R.

 

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el Abismo y levanta de él.
El Señor da la pobreza y la riqueza,
humilla y también enaltece. R.

 

Él levanta del polvo al desvalido
y alza al pobre de la miseria,
para hacerlos sentar con los príncipes
y darles en herencia un trono de gloria. R.

 

Aleluia

Aleluia.
Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia,
ven y salva al hombre que formaste del barro.
Aleluia.

 

Evangelio

                                                           El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 46-55

         María dijo:

         Mi alma canta la grandeza del Señor,

y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,

porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,

porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:

¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación

sobre aquéllos que le temen.

Desplegó la fuerza de su brazo,

dispersó a los soberbios de corazón.

Derribó a los poderosos de sus tronos,

y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor,

acordándose de su misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,

en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.

Palabra del Señor.

 

Oración

Señor, que al ver al hombre caído y condenado a muerte quisiste redimirlo por la venida de tu Hijo, concede a quienes confiesan humildemente su encarnación gozar un día de la compañía del mismo Redentor. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

DÍA 23 DE DICIEMBRE

                                      Les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el día del Señor

Lectura de la profecía de Malaquías                            3, 1-4. 23-24

 

Yo envío a mi mensajero,

para que prepare el camino delante de mí.

Y en seguida entrará en su Templo

el Señor que ustedes buscan;

y el Ángel de la alianza que ustedes desean

ya viene, dice el Señor de los ejércitos.

¿Quién podrá soportar el Día de su venida?

¿Quién permanecerá de pie cuando aparezca?

Porque él es como el fuego del fundidor

y como la lejía de los lavanderos.

Él se sentará para fundir y purificar:

purificará a los hijos de Leví

y los depurará como al oro y la plata;

y ellos serán para el Señor

los que presentan la ofrenda conforme a la justicia.

La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor,

como en los tiempos pasados, como en los primeros años.

 

Yo les voy a enviar a Elías, el profeta,

antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible.

Él hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos

y el corazón de los hijos hacia sus padres,

para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total.

 Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial                                              24, 4-5ab. 8-10. 14

V/ ¡Levanten la cabeza: se acerca la salvación!

Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.

 

El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres. R.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza. R.

 

Aleluia

Aleluia.
Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia,
ven y salva al hombre que formaste del barro.
Aleluia.

 

Evangelio

                                                                              Nacimiento de Juan Bautista

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 57-66

         Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

        A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan».

         Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre».

         Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan».

         Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.

         Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: «¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor.

 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, al acercarse la Navidad de tu Hijo, nosotros, tus indignos servidores, te rogamos que tu Verbo, que se dignó encarnarse en la Virgen María y habitar entre nosotros, nos alcance su misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

DÍA 24 DE DICIEMBRE. MISA MATUTINA

                                                   El reino de David durará eternamente delante del Señor

Lectura del segundo libro de Samuel              7, 1-5. 8b-12. 14a. 16

Cuando David se estableció en su casa y el Señor le dio paz, librándolo de todos sus enemigos de alrededor, el rey dijo al profeta Natán:

«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios está en una tienda de campaña».

Natán respondió al rey:

«Ve a hacer todo lo que tienes pensado, porque el Señor está contigo».

Pero aquella misma noche, la palabra del Señor llegó a Natán en estos términos:

«Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: ¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que yo la habite?

Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel. Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos delante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan grande como el de los grandes de la tierra.

Fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que tenga allí su morada. Ya no será perturbado, ni los malhechores seguirán oprimiéndolo como lo hacían antes, desde el día en que establecí Jueces sobre mi pueblo Israel. Yo te he dado paz, librándote de todos tus enemigos. Y el Señor te ha anunciado que él mismo te hará una casa.

Sí, cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. Seré un padre para él, y él será para mí un hijo.

Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial                                                      88, 2-5. 27. 29

V/ ¡Cantaré eternamente tu misericordia, Señor!

 

Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho: «Mi amor se mantendrá eternamente,
mi fidelidad está afianzada en el cielo». R.
Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
«Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones». R.
Él me dirá: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora».
Le aseguraré mi amor eternamente,
y mi alianza será estable para él. R.

 

Aleluia

Aleluia.
Sol naciente, resplandor de la luz eterna, Sol de justicia,
ven a iluminar a los que están en las tinieblas
y en la sombra de la muerte.
Aleluia.

 

Evangelio

                                                                               Nos visitará el Sol naciente

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 67-79

         Zacarías, el padre de Juan, quedó lleno del Espíritu Santo y dijo proféticamente:

         Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su Pueblo,

y nos ha dado un poderoso Salvador

en la casa de David, su servidor,

como lo había anunciado mucho tiempo antes

por boca de sus santos profetas,

para salvarnos de nuestros enemigos

y de las manos de todos los que nos odian.

Así tuvo misericordia de nuestros padres

y se acordó de su santa Alianza,

del juramento que hizo a nuestro padre Abraham

de concedernos que, libres de temor,

arrancados de las manos de los enemigos,

lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada,

durante toda nuestra vida.

         Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor preparando sus caminos,

para hacer conocer a su Pueblo la salvación

mediante el perdón de los pecados;

gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios,

que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente,

para iluminar a los que están en las tinieblas

y en la sombra de la muerte,

y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Palabra del Señor.

Oración

Señor Jesús, apresúrate, no tardes, para que tu venida consuele y anime a quienes confían en tu bondad. Tú que vives y reinas.

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