Peticiones del Padrenuestro: el pan nuestro de cada día
“¿Qué quiere decir: El pan de cada día? El que basta para un día. Había dicho el Señor: Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra; pero no se olvida de que habla con hombres vestidos de carne y sometidos a la necesidad de la naturaleza y que no pueden tener la misma impasibilidad de los ángeles. Los mandamientos, sí que quiere que los cumplamos como los ángeles; pero en lo demás condesciende con la flaqueza de nuestra naturaleza. Perfección de vida -nos dice-, os exijo la misma que a los ángeles; impasibilidad, no. Porque tampoco lo consiente la tiranía de la naturaleza, que necesita del alimento ineludible. Pero advertid, os ruego, cómo hasta en lo material pone el Señor mucho de lo espiritual, pues no nos manda pedir en nuestra oración ni dinero, ni placeres, ni lujosos vestidos, ni cosa semejante; sólo pan, y pan de cada día, de modo que ni siquiera nos preocupemos por el de mañana. Por eso añadió: El pan nuestro de cada día, es decir, suficiente para el día. Y todavía no se contentó con esa palabra, sino aún añadió otra, diciendo: Dánosle hoy. No fatigarse, pues, más allá del día de hoy con la preocupación del de mañana. ¿A qué sufrir la preocupación de un día que no sabes si lo verás amanecer? Es lo que nos encarecerá luego más expresamente cuando nos diga: No os preocupéis por el día de mañana. Y es que quiere que estemos de todo punto ligeros para la marcha y con las almas prestas, no concediendo a la naturaleza más que aquello que de estricta necesidad nos exige”.