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El Padre misericordioso y sus dos hijos

Textos comentados en la Cuarta charlas de Cuaresma

El Padre misericordioso y sus dos hijos

Lucas 15,12-32

Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de herencia que me corresponde”. Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!”. Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: “Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros”. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: “Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus servidores: “Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado”. Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. El le respondió: “Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo”. El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!”. Pero el padre le dijo: “Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”».

No es casualidad si Jesús en la parábola del hijo pródigo, que es una explicación del pecado original, presenta al hijo pródigo reclamándole a su padre: “Padre dame la parte de la herencia….” Es decir: dame la creación, pero la creación sin ti, para que yo la utilice, para que yo me beneficie por mí mismo y para mí mismo, pero lejos de ti. El drama del pecado reside en una palabra: la parte…. Porque Dios quiere dárnoslo todo….. pero dárnoslo todo en la comunión, en la herencia compartida. Quiere poder decir al hijo pródigo lo que le dijo al hijo mayor: “Tú estás siempre conmigo”. J.M. Garriges

Gregorio: San Benito volvió al lugar de su amada soledad, y solo, bajo la mirada del celestial espectador, habitó consigo.

Pedro: No acierto a comprender del todo lo que quiere decir “habitó consigo”.

Gregorio: … Cuántas veces, bajo la violencia de una preocupación excesiva, salimos fuera de nosotros mismos, somos nosotros, y sin embargo, no estamos en nosotros, porque divagando por las cosas en torno, no reparamos en nosotros mismos. ¿Diremos acaso que vivía consigo aquel que partió a una región lejana, derrochó la herencia que había recibido, se ajustó con uno de los habitantes de allí y apacentó los puercos, a los que veía comer bellotas, mientras le consumía el hambre? Y, sin embargo, cuando empezó después a pensar en los bienes que había perdido, se escribió de él: Vuelto en sí, dijo: Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia! Si, pues, estuvo consigo, ¿Cómo volvió en sí? Por eso decía yo que este venerable varón habitó consigo, por cuanto, teniendo constante fija la mirada en la guarda de sí mismo, mirándose de continuo ante los ojos del Creador y examinándose sin cesar, no alejó,  fuera de sí el ojo de su espíritu. San Gregorio Magno – II Libro de los Diálogos, cap. III, Vida de San Benito.

Muchos hombres jamás penetran su ser más profundo, no alcanzan su sinceridad profunda. Viven en la superficie de ellos mismos, y el suelo humano es tan rico que esta mínima capa superficial basta para una mediocre cosecha, que da la ilusión de un verdadera destino… Cuántos hombres jamás conocerán el heroísmo sobrenatural, sin el cual no hay vida interior! Es precisamente sobre esta vida que seremos juzgados… Bernanos

Yo pienso en este padre que espera a su hijo pródigo, que lo acoge con alegría cuando la miseria lo devuelve arrepentido: mata el novillo cebado, hace una fiesta. Por qué? Su hijo perdido y encontrado se le vuelve más querido porque lo ha recuperado. Pero este padre, quién es? Es Dios. No existe un padre más padre que Dios, tampoco uno más tierno. Tú, por lo tanto que eres su hijo, debes saber que aún si lo abandonas después de que te haya adoptado, incluso si quedas en la miseria, Él te recibirá: se alegrará al verte regresar, más que por los demás que han quedado. Tertuliano

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