DOM COLUMBA MARMION OSB
Se celebra el 3 de octubre
Textos de Dom Columba Marmion osb, Abad
Infancia espiritual
Tengo el gran deseo de hacer de usted una santita. Sé que Nuestro Señor lo quiere y, por esto cuanto le exige es que lo haga todo por amor, todo simplemente, y no se asombre de no ser siempre perfecta como lo quisiera.
Carta 32,2
No es nuestra perfección la que puede deslumbrar a Dios, que está rodeado de miríadas de ángeles. No, es nuestra miseria, nuestra indignidad reconocida la que atrae su misericordia… Vea, querida, si puede comprender esto, nunca será tan amada por Dios, nunca lo glorificará tanto como cuando tome plenamente conciencia de su miseria e indignidad.
Carta 21,13
La mirada dirigida hacia el Señor
Usted presta demasiada atención a su pequeñez, a sus miserias, a sus insuficiencias, y muy poca a Jesús. Él es tan grande, tan amable, tan fiel, tan fuerte.
Carta 21,19
En su vida espiritual, evite examinarse demasiado. Dios es el que lo conoce. Piérdase en él, y se encontrará a sí mismo en él. Es mucho más ventajoso para usted volver su mirada hacia Dios que hacía sí mismo.
Carta 23,2
Dejarse guiar por el Espíritu Santo
Siga la inspiración del Espíritu Santo en una gran paz; toda ansiedad es enemiga mortal de la disposición que el Espíritu desea encontrar en el alma que llama a una gran unión con él.
Carta 8,1
Vida de oración
Poco a poco, el alma asciende hacia Dios y la oración es como su respiración; se establece una unión habitual, llena de amor, un contacto muy simple pero harto firme con el Señor: Dios pasa a ser la verdadera vida del alma. Si el monje calla es para hablar íntimamente con Dios; si habla, es en Dios, de Dios y para su gloria. El monje que vive así no pierde el tiempo pensando en sí mismo, en lo que hacen los otros, en las desconsideraciones que se imagina han tenido con él; no entretiene su mente con estas bagatelas, porque sólo se ocupa de Dios; todos los momentos que puede, en los ratos libres que le deja el trabajo y las ocupaciones del cargo o ministerio, se vuelve con el corazón a Dios para unirse a Él y expresarle sus deseos, breve pero ardientemente: es la tendencia de su alma. El alma se recoge en lo íntimo de si misma para encontrar a Dios, a la Trinidad adorable, a Jesucristo que vive en nosotros por la fe. Y Cristo nos une a sí y con Él vivimos en el seno del Padre, y allí nos unimos a las divinas personas; nuestra vida se convierte entonces en un diálogo con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y en esta unión encontramos la fuente de gozo.
Jesucristo, ideal del monje
Hacerlo todo por amor
Es conocido el programa espiritual escrito por Marmion de un trazo en respuesta a una interlocutora que lo interroga al respecto.
- Hacer todo por amor.
- Por amor, trabajar, sufrir, soportar en contra de la monotonía, como Jesús sobre la cruz.
- Si él pide algo, no rehusarlo jamás; pero si esto parece demasiado duro a la naturaleza, orar, orar hasta que él le dé la gracia para ello.
- Guardar el ojo del alma siempre fijo en su único amor, por el cual lo ha abandonado todo. Si alguna cosa se interpone entre usted y él, él se lo hará ver “a la luz de su rostro”.
Carta 32,1