SAN AGUSTÍN DE CANTORBERY
Se celebra el 27 de mayo
El Papa Gregorio tenía desde hace tiempo la idea de hacer entrar en la Iglesia el pueblo anglo-sajón. En el año 596 Gregorio Magno envió al Prior del monasterio del Monte Coelius, Agustín, con un número de compañeros a Inglaterra, como misioneros.
Esta primera misión inglesa es tal vez una de las más singulares que se hayan emprendido en orden a la evangelización. Los monjes no partieron con ningún entusiasmo, Agustín, menos que los otros. Eran monjes, habituados a la vida tranquila, ordenada. Por tanto, sólo los llevo la obediencia, no su propio deseo. Ninguno de los misioneros conocía la lengua del pueblo al que tenían que predicarle la fe. Pero su fuerza estaba en la vida común que llevaban. Así la obra de evangelización se llevó a cabo no por cada uno de los monjes aislados sino por la vida monástica. No se dedicaron a instruir y enseñar sino a edificar un monasterio, a vivir la vida monástica y a celebrar el Oficio divino. Los ingleses los miraron como a una tropa de cantores de Dios. Los monjes se preocuparon por la belleza de las iglesias y del canto. Y fue justamente la liturgia la que condujo a Inglaterra a la fe.
En esa época Gran Bretaña había sido invadida por los germanos y siete principados paganos se dividían en el este de Gran Bretaña. Gregorio elevó a la dignidad abacial a Agustín y Agustín convirtió al rey de Kent, Ethelberto, al cristianismo. Con la conversión del rey se convirtió gran parte del pueblo.
En el año 597 Agustín ya había sido consagrado obispo y recibió de Roma el encargo de organizar la Iglesia de Inglaterra.
Los métodos misionales de Agustín manifiestan claramente la influencia monástica pues se crearon primero monasterios que luego se convirtieron en centros de vida religiosa para varias secciones del país (después de Cantorbery, el de Ripon). De ese modo la Iglesia se mantuvo fuerte y siempre bajo influencia monástica.