1-Dgo-de-Adviento






El aleluya o la aclamación al Evangelio

En respuesta a la segunda lectura no cantamos un salmo. De este modo la lectura nos ha preparado a lo que seguirá: es decir la proclamación del Evangelio como gozosa culminación de la liturgia de la Palabra. Así, después del silencio, nos ponemos de pie y cantamos, no una, sino muchas veces, la única palabra más estrechamente ligada a la resurrección del Señor: Aleluya. Es un grito de alabanza. Es la palabra del Señor de pie delante del Padre después de resucitar de entre los muertos; y su Espíritu hace surgir esta misma palabra en la Iglesia. Y cantamos esta palabra porque en la proclamación del Evangelio el Señor resucitado intensifica su presencia. Lo sabemos, lo creemos, nos alegramos, nos ponemos de pie y cantamos  con alegría.

Jeremy Driscoll –  What Happens at Mass

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