SANTOS ÁNGELES
Se celebra el 29 de septiembre
En este día se celebraba la dedicación de una Basílica en honor de San Miguel en el transcurso del siglo V y, por eso, nosotros celebramos hoy la fiesta de los santos ángeles. El esplendor de estas creaturas espirituales nos hace entrever como tú eres grande y sobrepasas a todos los otros seres (Prefacio). La liturgia de la tierra nos asocia a aquella que los ángeles celebran en el cielo. No solamente nosotros unimos nuestra voz a su cántico de alabanza para anunciar y proclamar que el Señor es santo, sino que al ofrecerle el sacrificio nosotros pedimos a Dios que nuestra ofrenda sea llevada por sus ángeles en presencia de su gloria hasta el altar del cielo (Oración sobre las ofrendas).
Del Catecismo de la Iglesia Católica
La existencia de los ángeles, una verdad de fe
La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición.
Quiénes son los ángeles
Agustín dice respecto a ellos: “El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel”. Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan “constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mt 18, 10), son “agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra” (Sal 103, 20).
Cristo con todos sus ángeles
Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles…“ (Mt 25, 31). Le pertenecen porque fueron creados por y para El: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él“ (Col 1, 16). Le pertenecen más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: “Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación” (Hb 1, 14).
De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce “a su Primogénito en el mundo, dice: adórenle todos los ángeles de Dios“ (Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: “Gloria a Dios…“ (Lc 2, 14). Protegen la infancia de Jesús, sirven a Jesús en el desierto, lo reconfortan en la agonía, cuando El habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos como en otro tiempo Israel. Son también los ángeles quienes “evangelizan” (Lc 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnación, y de la Resurrección de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles, éstos estarán presentes al servicio del juicio del Señor.
Los ángeles en la vida de la Iglesia
De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles .
En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo; invoca su asistencia (así en el “Te pedimos humildemente…” del Canon romano o el “Al Paraíso te lleven los ángeles…” de la liturgia de difuntos, o también en el “Himno querúbico“ de la liturgia bizantina) y celebra más particularmente la memoria de ciertos ángeles (S. Miguel, S. Gabriel, S. Rafael, los ángeles custodios).
Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. “Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida”. Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.
Los ángeles son criaturas espirituales que glorifican a Dios sin cesar y que sirven sus designios salvíficos con las otras criaturas: “Los ángeles cooperan en toda obra buena que hacemos”
La Iglesia venera a los ángeles que la ayudan en su peregrinar terrestre y protegen a todo ser humano.