María, Reina de la Paz. Titular de la Iglesia Abacial
Paz a ustedes, hijos de San Benito,
que de nombre tan alto y suave
hacen emblema de sus monasterios,
lo escriben en el umbral de sus edificios,
en las paredes de sus claustros,
pero mejor todavía lo imprimen
como ley dulce y fuerte en sus espíritus.
Paz a ustedes que buscan en esta morada,
como en fresco y secreto manantial,
esa fuerza espiritual
que cuánto más ajena parece
a sus cuestiones temporales tanto
más necesaria se demuestra para ellas.
Pablo VI
Oración Colecta: Padre santo, que por medio de tu Hijo único otorgas la verdadera paz a los hombres del mundo entero, concédenos, por la intercesión de la Virgen María, que todos gocemos de tranquilidad y permanezcamos unidos en el amor fraterno. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos.
Del profeta Isaías 66,10.12-14c
Alégrense con Jerusalén y regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo los que estaban de duelo por ella! Porque así habla el Señor: Yo haré correr hacia ella la prosperidad como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda. Sus niños de pecho serán llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. Como un hombre es consolado por su madre, así Yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén. Al ver esto, se llenarán de gozo, y sus huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus servidores.
Salmo responsorial: 84,9ab.10-14
R/ Dios anuncia la paz a su pueblo.
Voy a escuchar lo que dice el Señor: Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos. La salvación está ya cerca de sus fieles y la gloria habitará en nuestra tierra R/
La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan. La fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo R/
El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R/
Lectura de la carta a los Gálatas 4,4-7
Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo “¡Abba!”, es decir, “¡Padre!” Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Evangelio según san Lucas 11,27-28
Jesús estaba hablando y una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: “¡Feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!”. Jesús le respondió: “Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”.