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Plegaria Eucarística: Doxología final

Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

Todas las Plegarias Eucarísticas, concluyen con una doxología que resume la alabanza y acción de gracias de toda la Misa.

Ya en el Biblia encontramos ejemplos: “Porque en Él (en Cristo) fueron creadas todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, las visibles y las invisibles” (Col 1,16). La doxología es como una síntesis de toda la Misa. La Plegaria había comenzado con una actitud de acción de gracias: “Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor Padre santo…”. Ahora concluye poniendo el acento en el sentido ascendente: Unidos a Cristo (con Él), insertos en Él (en Él) y por mediación suya (por Él) damos al Padre nuestro mayor homenaje de amor y acción de gracias. La doxología es eminentemente cristocéntrica, pero la unión de la Iglesia con Cristo se realiza por el Espíritu Santo, alma de la Iglesia.

Cuando el sacerdote pronuncia la doxología eleva la hostia y el cáliz en sus manos para expresar más gráficamente lo que dicen las palabras. El pueblo responde con un entusiasta: “Amén”. El ideal es que esta exclamación sea cantada por la asamblea. Ya en el siglo IV san Jerónimo dice que en las grandes basílicas romanas el “Amén” del pueblo resonaba “como un trueno del cielo”.

 

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