charla2






La alegría del sí

Textos comentados en la Segunda Charla:
LA ALEGRÍA DEL SI

Citas de la Biblia:

Antiguo Testamento
Génesis 37 y capítulos siguientes
Éxodo 40,34-38
2 Samuel 7,4
Sofonías3,14-18
Salmo 102, 20

Nuevo Testamento
Mateo 13,18; 18,10
Lc 1,26-38; 2,10.19.51; 8,15; 11,27
Juan 1,1-18; 14,23; 20,20
Hechos 1,9-11

Muy propiamente llamó (San Mateo) a su obra evangelio o “noticia buena” ¿Qué noticias puede haber comparables con estas? ¡Dios sobre la tierra, y el hombre en el cielo! Todo vino a mezclarse: los ángeles formaban coro con los hombres, y los hombres se comunicaban con los ángeles y con las otras potencias superiores. Las potencias de arriba conversan tranquilamente con nosotros, los ángeles frecuentan la tierra continuamente y nosotros miramos el futuro con entera confianza. Por eso llamó Mateo “buena noticia” a su historia, como si todo lo demás fueran meras palabras desprovistas de realidad. San Juan Crisóstomo

En otro tiempo el ángel malvado se acercó a Eva a fin de separar, por ella, al hombre que Dios había creado. Hoy el ángel bueno viene a María, a fin de que en ella se una a la naturaleza humana el Hijo único que es Dios. El diablo vino a Eva para quitarnos la vida, Gabriel vino a María para anunciar que la vida sería devuelta a los hombres.

¿Cómo puede ser esto si no conozco varón? Podría parecer aquí que la Virgen no creyó. Pero ¡ten cuidado! Porque no te está permitido pensar que la Virgen elegida para dar a luz al Hijo único de Dios haya sido incrédula. Ella prepara su corazón, promete la obediencia. Al decir: ¿Cómo será esto?, no duda de que esto se cumplirá. Ella entra de lleno en la cuestión que le propone el Ángel. Ella se declara pronta a hacer lo que se espera de Ella, no duda que se va a realizar porque pregunta ¿cómo? Ella había leído en Isaías que “una virgen concebirá” y había creído, pero no había leído cómo sucedería esto. Ella creyó en el cumplimiento de la profecía, por eso mereció escuchar: Feliz de ti por haber creído. San Ambrosio

Dios le ha inspirado permanecer virgen, Dios le pide hoy que devenga madre, Dios no se contradice. ¿No era necesario tal vez que aceptando en otro tiempo permanecer virgen, ella renunciara a ser madre para poder hoy devenirlo? Como fue necesario para que Abrahán pueda ser padre de una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y la arena del mar, renunciara aceptando inmolar al hijo único sobre el que reposaban todas las promesas; así también, a pesar de las apariencias, Dios no se contradice: no quería la muerte de Isaac: Dios no puede querer más que la vida. Pero esa es la ley del orden sobrenatural, que la vida nace de la muerte, que sólo gana su vida quien acepta perderla, en otras palabras que el hombre sólo posee aquello que ha entregado. María, porque ha renunciado a las alegrías puras y fuertes de la maternidad, las gustará como jamás nadie las ha saboreado. Lyonnet

A la Palabra de Dios la escuchan las almas silenciosas, la entienden las almas limpias y la reciben las almas humildes. Tres condiciones –silencio, pureza y humildad- que hicieron posible a la Virgen de Nazaret que la Palabra de Dios se encarnara en ella. Tenemos que empezar por imitar a la Virgen. Tener hambre de la Palabra de Dios es tener ardientes deseos de leerla, de oírla, de entenderla, de gustarla, de transmitirla, de realizarla. Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la realizan. Cardenal Pironio

Hay una sola palabra que merece ser oída con humildad, ser recibida con pureza y ser trasmitida en el silencio: es la Palabra que el Padre dice, desde la eternidad. Cardenal Pironio

La Palabra de Dios es el fundamento de todo, es la verdadera realidad. Y, para ser realistas, debemos contar precisamente con esta realidad. Debemos cambiar nuestra idea de que la materia, las cosas sólidas, que se tocan, serían la realidad más sólida, más segura. Al final del Sermón de la Montaña el Señor nos habla de las dos posibilidades de construir la casa de nuestra vida: sobre arena o sobre roca. Sobre arena construye quien construye sólo sobre las cosas visibles y tangibles, sobre el éxito, sobre la carrera, sobre el dinero. Aparentemente estas son las verdaderas realidades. Pero todo esto un día pasará. Lo vemos ahora en la caída de los grandes bancos: este dinero desaparece, no es nada.
Así, todas estas cosas, que parecen la verdadera realidad con la que podemos contar, son realidades de segundo orden. Quien construye su vida sobre estas realidades, sobre la materia, sobre el éxito, sobre todo lo que es apariencia, construye sobre arena. Únicamente la Palabra de Dios es el fundamento de toda la realidad, es estable como el cielo y más que el cielo, es la realidad. Por eso, debemos cambiar nuestro concepto de realismo. Realista es quien reconoce en la Palabra de Dios, en esta realidad aparentemente tan débil, el fundamento de todo. Realista es quien construye su vida sobre este fundamento que permanece siempre. Así, estos primeros versículos del Salmo nos invitan a descubrir qué es la realidad y a encontrar de esta manera el fundamento de nuestra vida, cómo construir la vida. Benedicto XVI

Share the Post