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La alegría de estar con el Señor

Textos Charla II Domingo de Cuaresma:
La alegría de estar con el Señor

Abrahán era alguien que escuchaba. Este es el misterio de Abrahán: la escucha, la atención a lamisteriosa palabra de Dios que hablaba en él y con él. Y, naturalmente, esta escucha no era solo percepción de alguna información, algo que se sabe o no se sabe; escucha era «formación» no «información»; era un dejarse formar por la Palabra, un dejarse asimilar por la Palabra, entrar en la Palabra, devenir conforme a la Palabra; escucha era obediencia, y él caminó de este modo.

Benedicto XVI

 

San Pablo, en la carta a los Romanos, nos recuerda la gran figura de Abrahán, para indicarnos la vía de la fe y de la esperanza. De él el Apóstol escribe: Creyó y fue hecho padre de muchas naciones, firme en la esperanza contra toda esperanza. Este concepto es fuerte: incluso cuando no hay esperanza, yo espero. No hay esperanza, pero yo espero. Así es nuestro padre Abrahán. San Pablo se está refiriendo a la fe con la cual Abrahán creyó en la palabra de Dios. Lo dijo Dios, y él creyó. 

Confiando en esta promesa, Abrahán se pone en camino, acepta dejar su tierra y convertirse en extranjero. Abrahán cree, su fe se abre a una esperanza en apariencia irracional; esa es la capacidad de ir más allá de los razonamientos humanos, de la sabiduría y de la prudencia del mundo, más allá de lo que normalmente es considerado de sentido común, para creer en lo imposible. La esperanza abre nuevos horizontes, hace capaz de soñar aquello que ni siquiera es imaginable. La esperanza hace entrar en la oscuridad de un futuro incierto para caminar en la luz. Es bella la virtud de la esperanza; nos da tanta fuerza para caminar en la vida.

Francisco

 

Con la encarnación tiene lugar algo completamente nuevo. La búsqueda del rostro de Dios recibe un viraje inimaginable, porque este rostro ahora se puede ver: es el rostro de Jesús, del Hijo de Dios que se hace hombre. En él halla cumplimiento el camino de revelación de Dios iniciado con la llamada de Abrahán, él es la plenitud de esta revelación porque es el Hijo de Dios, es a la vez mediador y plenitud de toda la revelación, en él el contenido de la revelación y el revelador coinciden. Jesús nos muestra el rostro de Dios.

Benedicto XVI

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El que sigue la Palabra de Dios y se eleva hasta la cima, o hacia lo que hay de más elevado ve enseguida la transfiguración de Jesús y sus vestidos resplandecen antes sus ojos.Veo en la nube la gracia del Espíritu Santo.

San Jerónimo

 

Los que desean ver su gloria deben elevar sus deseos hacia las cosas celestiales e impulsados por el amor de lo que es eterno llevar una vida hecha de pureza angélica, de piedad, de paz, de amor, de justicia, siguiendo a Aquel que dijo: “Nuestra ciudadanía  está en los cielos de donde esperamos a nuestro Salvador, Cristo nuestro Señor”.

Deseando manifestar la gloria de su majestad, lleva a sus discípulos a la cumbre de una montaña para enseñar a todos los que tienen sed de contemplar esta gloria que deben buscarla donde se encuentra el Reino de la bienaventuranza suprema.

Pedro sabía bien lo que decía: “Hagamos aquí tres tiendas”, pues el único bien del hombre es entrar en el gozo de su Señor, permanecer siempre en su presencia y contemplarlo. Si Pedro, percibiendo la humanidad glorificada de Cristo, fue tomado por tal alegría que ya no quiso ser arrancado por nada de su contemplación, ¿qué pensamos de quienes han merecido contemplar las profundidades de su divinidad?

Los Apóstoles quieren levantar tiendas, pero la nube luminosa les advierte que en la vida celestial no hay necesidad de habitación: el Señor protege allí a los suyos sumergiéndolos en la luz eterna, Él, que en el tiempo en que su pueblo peregrinaba por el desierto desplegó la nube para protegerlo.

Los discípulos contemplaban con atención sostenida el Rostro resplandeciente del Hijo del Hombre. Entonces el Padre hizo oír su Voz, diciéndoles que veían al Hijo Bienamado. Así les enseñaba a pasar de la visión de su humanidad al deseo de ser introducidos en presencia de su divinidad y contemplarla.

El Señor como un buen maestro los reconforta por la palabra y por el contacto de su mano y los hace levantarse.

Beda el Venerable

 

Escuchad sin dudar, pues Él es la verdad y la vida, Él es mi virtud y mi sabiduría. 

Escuchadle a Él, que ha sido anunciado por las figuras de la Ley, que ha sido cantado por la boca de los profetas.  

Que se cumpla la voluntad de Cristo que es también la mía.

Rechazad todo temor carnal y armaos de una constancia inquebrantable. 

Que la fe de todos se afirme por la enseñanza del Evangelio y que nadie se avergüence de la cruz de Cristo por la cual ha sido rescatado el mundo. Que nadie tema sufrir por la justicia o dude de la recompensa prometida: en efecto, por el trabajo llegamos al reposo y por la muerte a la Vida. Él ha tomado sobre sí nuestra miseria y nuestra debilidad, Aquel en quien triunfamos como Él ha triunfado, y en quien recibimos el objeto de sus promesas si perseveramos en su alabanza y su dilección. Ya se trate de observar los mandamientos o de soportar las pruebas, siempre debe resonar en nuestros oídos esta Palabra pronunciada por el Padre: Este es mi Hijo Bienamado en quien he puesto mi complacencia. Escuchadle, a Él que vive y  reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

San León Magno

 

El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos “caminos” a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.

El primero se refiere al imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor, mientras contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo: «Escúchenlo» (Mt 17,5). Por tanto, la primera indicación es muy clara: escuchar a Jesús. La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos habla. ¿Y cómo nos habla? Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. No dejemos que caiga en saco roto. Si no podemos participar siempre en la Misa, meditemos las lecturas bíblicas de cada día, incluso con la ayuda de internet. Además de hablarnos en las Escrituras, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros y en las historias de quienes necesitan ayuda. 

Pero quisiera añadir también otro aspecto, muy importante en el proceso sinodal: el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca que en algunas fases es el objetivo principal, y que, de todos modos, siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal.

Al escuchar la voz del Padre, «los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo» (Mt 17,6-8). He aquí la segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir, siguiéndolo “a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. De igual modo, el camino sinodal no debe hacernos creer en la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias fuertes de comunión. También allí el Señor nos repite: «Levántense, no tengan miedo». Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades.

Francisco, mensaje para la Cuaresma 2023.

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