Gloria in excelsis Deo
El Gloria empieza con el canto de los ángeles que saludaron el nacimiento de Jesús. Sin embargo, es un himno pascual. Según su forma más antigua, atestiguada en Oriente ya en el siglo V, el Gloria era, en su primera parte, una alabanza dirigida a las tres personas divinas: “Te bendecimos…, Dios todopoderoso, Señor Hijo único, Jesucristo… con el Espíritu Santo”. En la segunda parte, se aclama e invoca a aquel a quien Tomás llamaba: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20,28), el Cordero inmolado y viviente, nuestra Pascua (secuencia). El himno concluye con la proclamación de fe que las Iglesias de rito bizantino ponen en boca de los fieles en el momento de comulgar: “un solo santo, un solo Señor, Jesucristo, para gloria de Dios Padre”.