Liturgia de la Palabra: El Evangelio
El Evangelio es proclamado por el diácono o el Sacerdote que preside. Esto nos ayuda a comprender que es el centro privilegiado de la Biblia y que su proclamación en la liturgia es el ápice de la Liturgia de la Palabra. Es Cristo mismo quien habla.
Jeremy Driscoll osb – What Happens at Mass
Jesús está presente en la Palabra de Dios y nos habla, por eso es importante que nos preguntemos: ¿Cómo debemos recibir la Palabra de Dios? La respuesta es clara: Como se recibe a Jesucristo. ¿Y ccómo se lo recibe? Con el corazón abierto, con el corazón humilde, con el espíritu de las bienaventuranzas. Porque Jesús vino así, con humildad: vino pobre, vino con la unción del Espíritu Santo. Tal es así que Él mismo comenzó su discurso en la sinagoga de Nazaret con estas palabras: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
En definitiva, Él es fuerza, es Palabra de Dios, porque está ungido por el Espíritu Santo. Así, también nosotros, si queremos escuchar y recibir la Palabra de Dios, tenemos que rezar al Espíritu Santo y pedir esta unción del corazón, que es la unción de las bienaventuranzas. Si Jesús está presente en la Palabra de Dios y nos habla en la Palabra de Dios, nos hará bien hoy durante el día preguntarnos: ¿cómo recibo yo la Palabra de Dios? Yo aconsejo muchas veces que se lleve siempre un pequeño Evangelio en la mochila, en el bolsillo, y leer durante el día un pasaje del Evangelio. Un consejo práctico, no tanto para aprender algo, sino para encontrar a Jesús, porque Jesús está precisamente en su Palabra, en su Evangelio.