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Plegaria Eucarística: ofrecimiento

Te ofrecemos Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.

 

Es lógico, también, que una vez que se hayan realizado y expresado estos sublimes recuerdos, la Iglesia ofrezca al Padre a Cristo, como supremo acto de acción de gracias. La Iglesia ofrece a Dios Padre lo más grande que surgió de sus manos creadoras: Cristo mismo. Por eso es un sacrificio “puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación”. Jesús es el Nuevo Adán que brota de las manos del Padre y en Él nace una nueva humanidad.

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