El Triduo Pascual

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El triduo pascual de la pasión y resurrección del Señor es el centro del año litúrgico. Así como el domingo constituye el núcleo de la semana, también la solemnidad de Pascua constituye el núcleo del año litúrgico.
Al principio la Iglesia celebraba la fiesta de Pascua en un solo día, en la noche entre el sábado santo y el domingo. La Pascua era la única fiesta del año, la fiesta por antonomasia. En esa fiesta se celebraba y hacía presente todo el misterio de Cristo. Todo lo que nosotros celebramos hoy a lo largo del año, se celebraba entonces en la única fiesta de Pascua.
A partir del siglo IV surge la tendencia a fraccionar el misterio de Cristo. Comienzan a aparecer y a tomar cuerpo nuevos ciclos litúrgicos y nuevas fiestas. Se va formando en torno a la Pascua un período de preparación y otro de prolongación. Se va también consolidando la semana santa. Lo primero que se da es un desdoblamiento progresivo de la fiesta de Pascua. Esto da origen a la semana santa y al mismo año litúrgico.
A fines del siglo IV ya queda formada la estructura del año litúrgico tal como ha llegado hasta nosotros.

“El monje imita al Señor, de quien dice el Apóstol: «Se hizo obediente hasta la muerte».” (cf. RB 7,34)