Celebraciones
Agradeciendo a Dios el año transcurrido, la Abadía de Santa Escolástica desea compartir las celebraciones con ocasión del 75 aniversario de la Fundación del Monasterio.

Extractos de la homilía de Mons. Martín de Elizalde osb
Obispo emérito de la diócesis de Nueve de Julio. Abadía de Santa Escolástica, 2 de junio de 2016
...El amor da sentido a la perseverancia en la práctica de los mandamientos, que son los instrumentos a emplear en el taller espiritual, el monasterio. Su valor y eficacia no proceden de una simple fidelidad exterior o de una adecuada utilización formal, sino del ardor que motiva al discípulo, de ese amor intenso, que el mismo Benito describe, y que nos presenta para suscitar el deseo, abrir el corazón a su calidez, prepararnos a gustar su sabor en el alma, con la esperanza de la vida eterna y el anticipo de la felicidad alcanzada ya aquí en la tierra...





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Extractos de la homilía de Mons. Oscar Ojea
Obispo de la diócesis de San Isidro. Abadía de Santa Escolástica, 6 de agosto de 2016
...En la primera misa solemne celebrada aquí, el padre benedictino que se encargó de la predicación, citando a Donoso Cortés, decía: “Los que oran hacen más por el mundo que los que combaten. Y si el mundo va de mal en peor, es porque hay más batallas que oraciones. Si pudiéramos penetrar en el secreto de Dios y de la historia, tengo para mí que quedaríamos sorprendidos ante los prodigiosos efectos de la oración en las mismas cosas humanas. Tanta es mi convicción en este punto, que si hubiera una hora de un solo día en la cual la tierra no enviase una oración al cielo, ese día y esa hora serían el último día y la última hora del universo”.
El lugar de la oración en nuestra vida, en la vida de la Iglesia –de modo particular de la oración contemplativa– está expresado claramente en esta búsqueda de Jesús en la montaña para orar: la montaña como el lugar del encuentro con Dios....

...Jesús ya no es sólo el Mesías de Dios sino que es el Hijo del Padre, el Elegido, el Hijo único, el Hijo amado y Aquel a quien sólo debemos escuchar. Moisés y los profetas se retiran de la escena, y queda sólo Jesús: es sólo a él a quien debemos escuchar.
Y la oración es escuchar a Dios: recibir a Dios, dejarse transformar por él. Y así Jesús vive para él y para los demás su transfiguración, contagiando esta transfiguración en este sentimiento que se expresa en Pedro: Señor, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas...

...Dice san Juan Pablo II: “La oración es la situación en la cual, de la manera más sencilla, se revela el recuerdo creador y paternal de Dios: pero no tanto el recuerdo que hace el hombre de Dios, sino más bien el recuerdo de Dios para con el hombre”...
Nunca somos más nosotros mismos que en la oración, nunca vivimos más a fondo nuestra propia identidad que en la oración: porque allí nosotros, al escuchar la Palabra, nos dejamos transformar por el recuerdo creador de Dios...

...La transfiguración es un anticipo de la resurrección.
También es un anticipo de la resurrección poder llegar a esta casa y ser acogido por la hospitalidad de las hermanas.
Yo quisiera agradecer en nombre de todos mis hermanos obispos, mis hermanos sacerdotes, de todo el santo pueblo fiel de Dios, toda la hospitalidad de las hermanas: al llegar a esta casa, tantos hermanos nuestros necesitados de la alegría con la que ellas contagian la transfiguración que se va produciendo en cada una de ellas a través de la oración contemplativa, la paz y la alegría que transmiten, que son auténticos frutos del Espíritu...

Que puedan continuarla a lo largo del tiempo y a lo largo de los años, contagiando ese ser transformadas por el Señor, para que nosotros también podamos experimentar esta gracia de la resurrección, y así aumentar nuestra fe y poder caminar mejor como peregrinos hacia el cielo.

Bendición del Papa Francisco
Saludo con particular afecto a la Comunidad Monástica Benedictinas de la Abadía de Santa Escolástica de Victoria, primer monasterio femenino de la Orden Benedictina en la Argentina, en ocasión del 75 aniversario de Fundación.
Con el augurio que, bajo la protección de Nuestra Señora, Reina de la Paz, ese Monasterio sea siempre irradiación de vida monástica dentro de la genuina tradición benedictina y que la Iglesia sea siempre dignamente representada en la divina alabanza y los hombres encuentren el consuelo y la paz, la luz y la misericordia que tanto necesitan, imparto complacido la Bendición Apostólica extensiva a familiares, oblatos, bienhechores y asistentes a la ceremonia.
Ciudad del Vaticano, 6 de agosto de 2016, Jubilaeum Misericordiae
Francisco
