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Líbranos del Malo: “Dios es fiel y no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas”

EL PADRE NUESTRO DE CADA DÍA

Textos comentados en la Séptima Charla:

LÍBRANOS DEL MALO

“Dios es fiel y no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas”

Textos citados:

Benedicto XVI: “Job nos ayuda a distinguir entre prueba y tentación. Para madurar, para pasar cada vez más de una religiosidad de apariencia a una profunda unión con la voluntad de Dios, el hombre necesita la prueba. “Igual que el zumo de la uva tiene que fementar para convertirse en vino de calidad, el hombre necesita pasar por purificaciones, transformaciones para llegar a sí mismo y a Dios. El amor es siempre un proceso de purificación, de renuncias, de transformaciones dolorosas en nosotros mismos, un camino hacia la madurez”.

Benedicto XV: “Cuando en el Padrenuestro le pedimos a Dios que no nos deje caer en la tentación, es como si le dijéramos: ‘Padre, sé que necesito pruebas para que mi ser se purifique. Si dispones esas pruebas sobre mi, si – como en el caso de Job – das una cierta libertad al Maligno, entonces piensa, por favor, en lo limitado de mis fuerzas. No me creas demasiado capaz. Establece unos límites que no sean excesivos, dentro de los cuales pueda ser tentado, y manténte cerca con tu mano protectora cuando la prueba sea desmedidamente ardua para mi”.

San Cipriano dice que uno de los motivos por el cual Dios concede al Maligno un poder limitado, puede ser para atenuar nuestra soberbia, con el fin de que experimentemos de nuevo la pobreza de nuestra fe, esperanza y amor y no presumamos de ser grandes por nosotros mismos; como el fariseo de la parábola que le cuenta a Dios sus grandezas y no cree tener necesidad alguna de la gracia.

“En esta petición le pedimos a Dios que no le de al Maligno más fuerza de lo soportable. Le pedimos que no nos imponga más de lo que podemos soportar, que no nos suelte de la mano. Pronunciamos esta petición con la confiada certeza que dice Pablo: ‘Dios es fiel y no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; al contrario, con la tentación os dará fuerzas suficientes para resistir a ella” (1 Co 10,13).

Orígenes: “Esta es la utilidad de la tentación. Nadie conoce, ni el propio hombre, lo qu está en el alma. Sólo Dios lo sabe. Por las tentaciones se pone de manifiesto, de manera que nos podamos conocer. En el libro de Job y en el Deuteronomio se nos dice que las tentaciones sirven para manifestar lo que somos, al revelar los secretos del corazón. Dios le dice a Job: ‘¿Piensas que te he probado por alguna otra razón que poner de manifiesto tu rectitud? (Job 40,8). Y el Deuteronomio: ‘Te humilló, te hizo sentir hambre, te dio a comer el maná, te ha conducido a través de este desierto grande y terrible entre serpientes y escorpiones, lugar de sed y sin agua, para humillarte, probarte y conocer lo que había en tu corazón’ (8,2 ss)”.

Cirilo de Jerusalén nos dice que sufrir la tentación no significa caer en ella: “¿Acaso el entrar en tentación es ya caer en ella? La tentación se asemija al paso de un torrente difícil; los que no caen en la tentación son como los buenos nadadores que lo atraviesan sin ser arrastrados por la corriente; mas los que no, son como ellos, al entrar en el agua quedan sumergidos. Así le pasó a Judas, quein cayendo en la tentación de la avaricia, no supo nadar, sino que se sumergió y se ahogó en cuerpo y alma. Pedor también cayó en la tentación de negar a Cristo, mas no se sumergió, sino que con un generoso esfuerzo de penitencia quedó salvo”.

San Agustín dice que “nadie es derrotado en las adversidades si en la prosperidad no se deja dominar por el deleite”.

San Pedro Crisólogo dice que nuestra defensa en las tentaciones es el amor paternal de Dios: “La vida del hombre es una tentación. Por eso pedimos a Dios que no nos abandone a nuestro albedrío, sino que en todo cuanto hacemos nos sostenga con su amor paternal y nos mantenga en la moderación, guiándonos por el camino que conduce a la vida”.

Dice también el Crisólogo: “La tentación, hermanos, es una apariencia engañosas que oculta el bien que hay en la adversidad y el mal que existe en la prosperidad, y que dolosamente induce a la ignorancia humana a lamentables caídas. Por eso suplicamos que, al vernos impulsados hacia el pecado, no caigamos en las trampas que se nos tienden con las tentaciones”.

Gregorio de Nisa escribe: “No nos dejes caer en la tentación sino líbranos del mal. ¿Qué significan estas palabras? Estas imágenes nos ayudarán: El mar, frecuentemente azotado por las olas, no presenta ningún peligro a los que no se aventuran en él; el fuego destruye únicamente la materia que cae en él; la guerra es atroz, pero sólo para los que entran en el combate. En consecuencia, para escapar de los flagelos de la guerra, ruega que no te llegue la guerra. El que teme el fuego lo evita. El que teme el mar se guarda de embarcarse. El que teme el asalto del Maligno, ruega estar lejos de él”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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