El Padrenuestro, como oración que prepara para la Comunión ya se recitaba en el siglo IV, tanto en Oriente como en Occidente. Quizá incluso ya se decía antes, pero no hay testimonios. La oración está precedida por una de las moniciones que propone el Misal.

¿Por qué siempre se consideró el Padrenuestro como la oración más adecuada para ser recitada inmediatamente antes de la comunión?

Porque es la oración por excelencia, que el mismo Cristo nos enseñó. “Estaba Jesús orando en cierto lugar y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: ‘Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos’. Él les dijo: “Cuando oren, digan: Padre…” (Lc 11,1-4)

La gran revelación de Jesús es que el Dios omnipotente, creador del cielo y de la tierra, es ante todo Padre.

“Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo para que recibiéramos la condición de hijos. Y como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abbá, Padre!” (Gál 4,4-6)

Con su muerte y resurrección (que actualizamos en la Eucaristía), Cristo nos hace hijos de Dios y hermanos entre nosotros.